sábado, 16 de julio de 2016

Ciclista en Rumanía



Realizamos en 2010 un viaje de muchas horas al volante desde Budapest, capital de Hungría, hasta Transilvania en Rumanía, con la única intención de conocer de primera mano el castillo de Vlad Draculea, el histórico personaje que inspiró la novela de Drácula. No creo que mereciera tanto la pena aquel largo camino subiendo los nevados montes Cárpatos, para finalmente descubrir que muchas veces es mejor quedarse con el recuerdo del cine. Aquel supuesto temible castillo que nos esperaba, era en realidad un lugar relativamente acogedor. Lo terrorífico era imaginarse la carnicería que solía realizar con sus enemigos alrededor del castillo, el personaje real al cual apodaban Vlad el Empalador. De aquel viaje la única instantánea que rescaté con cierta satisfacción, fue la de este anciano montado en su bicicleta atravesando las calles de un pueblo casi desértico. Una imagen atemporal tomada al inicio de la segunda década de este siglo XXI, pero que perfectamente podía haber sido capturada hace tres décadas.